10.31.2009

El negocio del endulzante más dañino en la historia

El aspartame, fue aprobado en 1983, en Estados Unidos, para el consumo humano. Sin embargo, desde una década antes el edulcorante estuvo envuelto en una polémica científica, política y económica.

A pesar de investigaciones que demostraban que la sustancia causa tumores cerebrales en monos y ratones de laboratorio, los resultados fueron ignorados y dieron prioridad a los intereses económicos.

Diversos factores influyeron en la autorización de esta sustancia, pero el más importante estuvo en el terreno político con la intervención del ex secretario de Defensa en Estados Unidos, Donald Rumsfeld, y sus intereses en la industria farmacéutica.

En la actualidad, hay más de 5 mil productos light que contienen aspartame y se consumen gracias a estrategias publicitarias que enaltecen las propiedades de estos productos.

Con la promesa de que con productos light o libres de azúcar vivirán ligeros y evitarán el aumento de peso, miles de personas obsesionadas con la delgadez consumen esta sustancia sin conocer los efectos nocivos que causa en la salud.
El uso de aspartame en productos light se ha masificado, ahora lo encontramos en bebidas de dieta, gomas de mascar, tabletas, son parte de la vida diaria, y las marcas que los comercializan generan ganancias por millones de dólares al año.

Surgimiento de la polémica por el aspartame

La historia del aspartame y su aprobación tuvo un fondo político, ahí los intereses económicos fueron prioridad.

El aspartame fue descubierto por accidente, en 1965, el científico James Schlatter, de la farmacéutica GD Searle, trabajaba en un medicamento para la ulcera y detectó que esta sustancia era más dulce que el azúcar.

A partir de entonces el aspartame fue visto como la maravilla que cambiaría la industria de los alimentos.

La estrategia que usó GD Searle para que la Administración Federal de Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), aprobara el uso de aspartame consistió en financiar investigaciones en las que confirmaban que el aspartame es seguro y no causa daños en la salud.

Sin embargo, resultados de estudios independientes sí identificaron problemas con el uso de aspartame. En 1973, un grupo médico encontró que el aspartame, compuesto por ácido aspártico, fenilalanina y metanol, genera tumores cerebrales.

Aún así, en 1974, la FDA, encargada de vigilar y supervisar los alimentos en Estados Unidos, otorgó al aspartame su primera aprobación.

En ese mismo año, la FDA realizó una investigación al fabricante del aspartame, GD Searle, y científicos encontraron manipulación de datos, pruebas inexactas y de mala calidad, causas por las que suspendió la comercialización de este químico en los alimentos.

Los laboratorios GD Searle se empeñaron en obtener la aprobación de la Administración Federal de Medicamentos.

Fue entonces cuando intervino Donald Rumsfeld, presidente de GD Searle de 1997 a 1985, y bajo procedimientos políticos más que científicos aprobó el aspartame.

Después de 16 años de discusión y nuevas investigaciones científicas, en 1981, la FDA retiró todas las objeciones que había planteado por el uso de aspartame.

En 1983 se aprobó el uso de aspartame en bebidas carbonatadas por lo que su uso se expandió.

El periódico La Jornada señala en un artículo (02/11/2005) que por este engaño farmacológico, “se presume que Rumsfeld obtuvo 12 millones de dólares por la venta de GD Searle a Monsanto”.

Desarrollo político


El elemento más importante que llevó a la aprobación de aspartame fue la intervención de Donald Rumsfeld.

Un día después de que el presidente Ronald Reagan asumiera el cargo, Rumsfeld, en ese entonces director de GD Searle, nombró a Arthur Hull Hayes, como nuevo comisionado de la Administración Federal de Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés).

En enero de 1981 –relata James S. Turner-, director de The National Institute of Science, Law, and Public Policy en The History of the Aspartamo Controversy:

“Rumsfeld, en una reunión de directivos de la compañía, declararía que iba a realizar un gran esfuerzo para conseguir la aprobación del aspartamo ese mismo año. Y añadiría que para asegurarse de la aprobación en lugar de medios científicos usaría sus influencias políticas en Washington”.

Y así fue, poco después el nuevo comisionado de la FDA, Hull Hayes, impuso su voto de calidad ante el empate surgido en la votación sobre la aprobación del aspartame y sólo citó datos a partir de un sólo estudio japonés que no había sido avalado, como la razón para esta aprobación.

Al poco tiempo, Hayes dejó su cargo para ocupar un alto puesto en la consultora de relaciones públicas Burton-Marsteller, encargada de lavar la imagen de Searle, Monsanto.

En 1985, Rumsfeld jugó un papel importante en la adquisición de GD Searle & Company por Monsanto.

Monsanto y el aspartame

Monsanto comenzó a comercializar el aspartame bajo las marcas: Nutrasweet, Equal y Spoonful.

Después de que Rumsfeld vendiera GD Searle a Monsanto, llegó Robert Shapiro, para presidir Monsanto de 1993 a 2000 y fue el encargado de cambiar la imagen de la compañía presentándola como una institución dedicada a luchar por la alimentación en el mundo.

Shapiro, al igual que Rumsfeld, comenzó trabajando en los laboratorios Searle en 1979. En 1982 llegó al cargo de presidente de la División Nutrasweet, y durante ese lapso repetía incansablemente que el aspartamo fue la sustancia más estudiada y segura para el consumo humano.

Shapiro también ocupó cargos públicos, fue miembro del Comité Asesor para las Políticas y Negociaciones Comerciales de la Casa Blanca. Luego retornó a ser ejecutivo de la multinacional.

Para continuar generando ganancias por millones de dólares, Monsanto implementó campañas de propaganda para engañar a los consumidores. Destinaron fondos a organizaciones de comercio como la Asociación Diabética Americana, la Asociación Dietética Americana, y otras similares, con lo cual éstas, colocaron sus nombres en los productos de Monsanto, como si los avalara, para así evitar respuestas negativas hacia esos productos.

Efectos del aspartame en la salud

Desde el descubrimiento del aspartame, diversos especialistas han investigado sobre los efectos tóxicos que causa el endulzante en la salud y coinciden en que causa tumores cerebrales, síntomas como espasmos, dolores punzantes, dolores de las articulaciones, depresión, ataques de ansiedad, y pérdida de la memoria.

La agencia de noticias Inter Press Service (IPS) publicó, el 21 de abril de 2006, que el científico italiano Morando Soffritti reavivó la polémica sobre el aspartame pues “después de estudiar mil 800 ratas durante ocho años, el equipo de investigadores que él dirigió en la ciudad italiana de Bolonia concluyó que el aspartame podría tener efectos cancerígenos”.

Existe un documental que aborda todos los problemas de salud que ha generado el aspartame a los consumidores, la mayoría de los casos presentan sobrepeso y diabetes, se trata de Sweet Misery realizado en 2004, escrito y dirigido por la canadiense Cori Brackett en el que se muestran los riesgos que, GD Searle, ocultó, y el turbio proceso de aprobación de este edulcorante, lo cual quedó demostrado en documentos de la Food and Drug Administration (FDA) que han salido a la luz gracias a diversos procesos legales.

En la actualidad, diversos esfuerzos se realizan para eliminar el aspartame de alimentos. Un ejemplo es Betty Martini, director de Misión Posible, una organización de defensa de los consumidores en todo el mundo formada en 1992 como una voz para aquellos usuarios que exigen que la FDA cambie su aprobación del aspartamo y el orden de su salida de alimentos, bebidas y preparados farmacéuticos.
Martini ha sido galardonado con el título honorario de Doctor en Humanidades por el trabajo que ha hecho y sigue haciendo en alertar al mundo sobre los peligros del aspartamo.

Posible solución

El uso de aspartame difícilmente será retirado del mercado debido al negocio que representa para compañías transnacionales que lo comercializan y la patente del aspartame venció en diciembre de 1992.
Sin embargo, todos los productos que contienen aspartame deberían informar en sus etiquetas las consecuencias que provoca el consumo de esta sustancia.
Por ejemplo, se podría implementar alternativas, usar otras sustancias naturales que no causen daños en la salud para dar prioridad a la condición humana.

Una opción sería usar la stevia, planta originaria de Paraguay que posee un principio activo que es hasta 300 veces más dulce que el azúcar, con un gran futuro en la industria alimentaria como sustituto de edulcorantes sintéticos como el aspartame, sacarinas y ciclamatos.
La aprobación y el uso de aspartame en productos light es otro engaño de la industria farmacéutica que ha sido respaldado por personajes políticos.
Y lo peor es que todos los productos que contienen aspartame permanecen a la venta causando daños severos en la salud.

2 comentarios:

  1. Y que hay sobre el acelsufame-K y sucralosa?
    Lo pregunto porque deje de consumir productos light que contenian aspartamo, pero hay otros que contienen estos dos aditivos.

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